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Durante la radiocirugía con bisturí de rayos gamma, los expertos utilizan haces intensos de rayos gamma para tratar tumores cerebrales y afecciones neurológicas. Como un tipo de radioterapia, el procedimiento no usa cirugía tradicional ni un bisturí real. Los neurocirujanos expertos del University of Miami Health System utilizan la radiocirugía con bisturí de rayos gamma para tratar con éxito una variedad de afecciones que afectan el cerebro.
¿Qué enfermedades trata la radiocirugía con bisturí de rayos gamma?
La radiocirugía con bisturí de rayos gamma se puede usar para tratar una variedad de afecciones, que incluyen las siguientes:
- Malformaciones de los vasos sanguíneos: un grupo de vasos sanguíneos anormales que conectan arterias y venas dentro del cerebro.
- Tumor cerebral: un crecimiento anormal en el cerebro que puede afectar la función cerebral normal.
- Epilepsia: trastorno del sistema nervioso que provoca convulsiones continuas.
- Enfermedad de Parkinson: trastorno progresivo que causa problemas con el movimiento.
- Neuralgia del trigémino: enfermedad que causa dolor crónico (de larga duración) que afecta el nervio que lleva la sensibilidad de la cara al cerebro, llamado nervio trigémino.
¿Quiénes son aptos?
Si tiene una de las afecciones neurológicas enumeradas anteriormente, puede ser candidato para someterse a una radiocirugía con bisturí de rayos gamma. El médico podrá aconsejarle.
Qué esperar
Puede someterse a una radiocirugía con bisturí de rayos gamma de forma ambulatoria, lo que significa que regresará a su hogar el mismo día de su procedimiento, o puede recibirla como paciente internado en el hospital (pasando la noche). Es probable que esté bajo anestesia ligera durante el procedimiento, lo que significa que le darán un medicamento para ayudarlo a relajarse.
Una vez que la anestesia haya hecho efecto y esté acostado en la mesa de operaciones, se le colocará la cabeza en un marco en forma de caja o en una máscara facial hecha a medida. El marco o máscara asegura que la cabeza permanezca completamente inmóvil durante el procedimiento.
El neurocirujano comienza tomando imágenes del cerebro mediante una tomografía axial computarizada (TAC) o una resonancia magnética nuclear (RMN). Una vez que se completan las imágenes del cerebro, puede relajarse mientras su equipo de neurocirugía formula el plan de tratamiento con rayos gamma. Esto generalmente toma de 30 a 90 minutos, dependiendo de la complejidad de su enfermedad. Una vez que se determina el plan de tratamiento, el equipo ingresa instrucciones específicas en un sistema informático que controla los rayos gamma, lo que garantiza una precisión exacta y específica para su enfermedad y necesidades individuales.
Una vez que la computadora especializada haya sido programada con los detalles de su tratamiento con rayos gamma, lo llevarán al quirófano con la máquina bisturí gamma. Se acostará en una mesa deslizante con la cabeza hacia la máquina. Luego, un técnico quirúrgico o una enfermera deslizarán lentamente su cabeza dentro de la abertura de la máquina bisturí de rayos gamma.
Una sesión de tratamiento dura entre 15 minutos y unas pocas horas. Durante el tratamiento, los rayos gamma identificarán las áreas del cerebro afectadas por el tumor o la afección neurológica. No debe sentir nada durante el tratamiento. A lo largo de todo el tratamiento, el neurocirujano y su equipo lo controlarán dentro de la máquina bisturí de rayos gamma a través de video en vivo e intercomunicador. La máquina es silenciosa y no escuchará nada mientras se realiza el tratamiento. Una vez que se complete el tratamiento, se deslizará fuera de la máquina y se le quitará el marco de la cabeza o la máscara facial.
Cuando el procedimiento es ambulatorio, puede esperar pasar un par de horas en el hospital para una observación cuidadosa, y debe contar con un adulto responsable para que lo lleve a su casa. En la mayoría de los casos, puede reanudar sus actividades normales más tarde ese mismo día. Puede reanudar el ejercicio extenuante dentro de las 24 horas. Puede experimentar algunos efectos secundarios leves, como dolor de cabeza, náuseas, entumecimiento o debilidad en la cara, problemas de equilibrio o problemas de visión. Es posible que el neurocirujano pueda recetarle medicamentos para ayudarlo.
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